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En el pueblito de Cañas, a unos 40 km más o menos de Melo, no hay electricidad ni agua corriente. Ahí estuvo un servidor dando clases…

…Y el resultado fue sumamente positivo. Esta gente con poco y ningún contacto previo con la cultura informática se adaptó sorpresivamente rápido al uso de las notebooks con Windows Vista (no me miren a mi, que me las prestaron para este trabajo y ya estaban instaladas así, que más puedo hacer?), de hecho, comparados con grupos similares de Melo, este grupo aprendió mucho más rápido y con más facilidad de lo que yo hubiera pensado o esperado. Toda esta actividad fue en el marco de los proyectos de capacitación del PRODENOR.

Los participantes en las clases, al final de la primera clase

Los participantes de las clases, al final de la primera jornada

·Dificultades de ejecución· Como ya explique más arriba, en Cañas no disponen de agua corriente ni luz eléctrica, es más, no existe un «núcleo» poblado, lo que normalmente llamaríamos «el pueblo», sino que Cañas se podría definir más bien como una zona en la campaña con un poco más de densidad de población. Para llegar a Cañas se toma la ruta 26 hacia Río Branco y se toma el camino rural que se abre en el km 25. este camio zigzaguea unos 15 km más dentro del campo antes de dejarnos entre el disperso caserío que conocemos como Cañas. El sitio con más densidad de casas es probablemente donde están la policlínica, la capilla, el almacén y alguna otra casa más.

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Fue en el edificio de la policlínica que desarrollamos las clases, en una sala que sin dudas es usada como comedor. La razón de esto es que la policlínica no solo es uno de los pocos edificios «públicos» de la zona, sino que posee un equipo generador sin el cual estas clases no habrían sido posibles. Así que yo, desde el 8 de noviembre hasta el 6 de diciembre (el sábado pasado) estuve, cada sabado, cargando con un valijón verde provisto de 4 notebooks Olidata, propiedad del ITC (Instituto Terciario Comunitario, una institución de enseñanza privada de Melo) , 2 litros de gasoil para alimentar el generador durante la clase (los alumnos pagaban el combustible pero por razones obvias era yo quién lo tenía que comprar) y mi emblemática mochila, hasta esta zona un tanto olvidada en medio de las sierras de mi departamento.

·Ganas de Aprender· Cada sábado era para mi un poco de locura, las notebooks me llegaban bastante sobre la hora (me las mandaban cada semana mediante un remise) y el lunes o el martes de la semana siguiente el mismo remise las levantaba de nuevo, con lo que me quedaba el fin de semana para darles a esas máquinas un poco de mantenimiento, la instalación «de fábrica» que tienen estas notebooks es lamentable y los discos duros tienen restos de varios cursos anteriores, los cuales me esforcé por limpiar. Además, como tengo mi trabajo «formal» llegaba a casa sin demasiado tiempo para mucha cosa: comer, cambiarme y esperar mi conducción.

Para llegar a Cañas, iba con Wally Abreu, un murguista y director escenico muy reconocido acá en Melo, quién esta trabajando en un taller de murgas para niños mayores en el pueblo. Wally es una persona de carácter animado y mucha energía y conduce de la misma manera, con lo que el viaje de 40 minutos a una hora hasta el pueblo se hacía bastante corto.

La gente siempre estaba esperándonos al llegar, así que la clase empezaba ni bien teníamos el generador en funcionamiento. Yo les entregaba los bolsos con las notebooks y así empezaban las dos horas más cortas de la semana, porque la clase se desarrollaba a un ritmo casi febril.

Desde la primera clase yo dejé en claro que mi intención era que nos concentráramos en el aspecto práctico de manera que ellos pudieran aprovechar al máximo el tiempo que tenían disponible en las máquinas. Así que ellos se encargaban de sacarlas de los bolsos y de encenderlas, yo daba un pequeño repaso y para cuando las notebooks habían terminado de arrancar ya podíamos entrar en el tema del día. Yo les daba la parte teórica lo más concisa posible y luego el resto de la clase la dedicábamos a practicar con ejercicios.

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Será por la falta de oportunidades semejantes o la novedad de todo el asunto, el hecho es que pocas veces he visto una clase más activa, apenas me dejaban respirar entre consultas mientras practicaban. Durante toda la clase me movía de una punta a otra del salón, incapaz de sentarme, toda una experiencia, realmente.

Otro punto que merece la pena notar es que ninguno de ellos es lerdo a la hora de aprovechar los recursos que se les ponen a la mano, prácticamente todos desde la segunda clase traían primero sus celulares y luego también las OLPC XO del Plan Ceibál para poder recargar sus baterías con la corriente del generador. Por supuesto, a mi no me incomodó en lo más mínimo.

·Ganas de Enseñar· Luego de la agitadísima clase, empacábamos y de vuelta para Melo, nunca nos demoramos demasiado entre despedidas y mucho menos en el regreso, como ya les conté, Wally conduce muy enérgicamente. Por lo general entre ir al pueblo, dar la clase y volver a Melo no nos tardábamos más de 4 horas, así que llegaba con luz de día y bastante tarde por delante. Pero poco importaba, el cansancio de la semana combinado con la agitación del viaje y el aire puro del campo hacían su efecto muy rápidamente en mi y al llegar a mi casa siempre tenía tanto sueño que apenas me mantenía en pie, así que me caía en la cama y desaparecía del mundo por varias horas, acabando con toda posibilidad de aprovechar esa tarde de alguna otra manera más productiva.

Sacando en limpio: mi opinión de la experiencia es muy positiva, no solo tuve la oportunidad de enseñar en un ambiente nuevo, ayudando a estas personas en su primer contacto con la informática, también fue para mi la confirmación de que prefiero enseñar en este tipo de ambiente.Como profesor no titulado (estoy trabajando en eso, pero me lleva cuatro años…) fue una experiencia muy útil: aproveché algunas herramientas que había considerado pero no usado, en especial los juegos Buscaminas y Solitario, que usé para enseñar las técnicas con el mouse.

Por otro lado me quedaron muy claras las ventajas que implica la luz eléctrica, que uno no aprecia en la ciudad hasta que no la tiene. En Cañas, lo que pude ver es que hay dificultades para recargar un celular (por no mencionar la señal de servicio) , mucho más para recargar y usar las XO, un inconveniente que las autoridades no tuvieron en cuenta me parece, ya que un aparato de estos sin carga no es de mucha utilidad…

Por último, no apreciamos nuestro acceso a oportunidades educativas como es debido. En cualquier ciudad capital del interior del país tenemos acceso a toda una variedad de cursos y oportunidades de capacitación que nos ponen en clara ventaja si nos comparamos con los habitantes de pueblos como Cañas. Sin embargo, nos damos el impresionante lujo de no aprovecharlos, o de sub-utilizarlos, como sucede muy a menudo (curiosamente, solo dos de mis trece alumnos eran varones, repitiendo una tendencia considerable en muchas experiencias de capacitación semejantes, ¿porque será que los varones prestamos tan poca atención a estos temas?) . Seguramente hay muchas otras lecciones que aprender de la gente de Cañas, ellos al menos supieron aprovechar esta pequeña chance de capacitarse y sin duda están a la expectativa de las que vendrán.

(PD.: Perdón por la baja calidad de casi todas las fotos, las saque con mi celular…)